El centro de la capital madrileña conserva en todas sus plazas, calles y rincones, insospechados secretos y leyendas ocultas. El Madrid Medieval es uno de esos parajes, que no podemos olvidar en nuestra visita a Madrid. La ciudad vivió durante décadas las luchas entre los reinos árabes y cristianos, con el objetivo de llegar a ser un enclave ideal para el control del centro de la Península.
Torre de los Huesos
Suplemento de 1 idioma: 20 euros sobre precio total
Suplemento de 2 idiomas: 30 euros sobre precio total
Es una auténtica atalaya islámica, cuyos restos se muestran en el aparcamiento de la Plaza de Oriente. Fue construida en el siglo XI por la población musulmana, que había fundado dos siglos antes la fortaleza de Mayrit, como baluarte y sistema defensivo.
Está considerada como la Iglesia más antigua de Madrid, situada en una zona, en la que existieron varias mezquitas árabes, que posteriormente se convirtieron en templos cristianos.
En el arranque de este recorrido se encuentra uno de los restos medievales más importantes de Madrid, situado junto a La Almudena, como es la Muralla Árabe. Es posiblemente la construcción en pie más antigua de la ciudad. Se edificó en el siglo IX, durante la dominación musulmana en la Península Ibérica, en un alto situado junto al río Manzanares. Es Monumento Histórico-Artístico desde el año 1954.
Inicialmente se la denominaba como San Pedro el Real. Se encuentra ubicada en el cruce de la calle del Nuncio y la Costanilla de San Pedro. Está considerada como una de las más antiguas de la ciudad. Construida en el siglo XIV, tiempo a la que pertenece su Torre Mudéjar, el elemento arquitectónico más destacado de la misma. Ha sufrido diversas modificaciones a través de los tiempos. Desde 1979 está declarada Bien de Interés Cultural. Se construyó sobre una mezquita.
Es uno de los diez templos más antiguos de Madrid, que aparece descrito en el fuero del año 1202, situado antiguamente en la Calle Mayor, junto a la Plaza de la Villa. Poseía una gran Torre, que se denominaba la Atalaya de la Villa. Era la sede del Concejo de la Villa y el gremio de los plateros estuvo siempre muy vinculado al templo.