La ciudad donostiarra se extiende entre los Montes Urgull e Igueldo, a lo largo de una Bahía de arena blanca, siendo una de las ciudades más atractivas del litoral cantábrico y que aúna perfectamente lo tradicional con lo moderno. Funde mar y montaña, ofreciendo al viajero, turista o visitante, bellos paisajes, una gastronomía excepcional e importantes monumentos histórico-artísticos, como los que te presentamos, que hacen de Donostia una ciudad señorial sin igual.
Peine del Viento
Suplemento de 1 idioma: 20 euros sobre precio total
Suplemento de 2 idiomas: 30 euros sobre precio total
A pocos metros sobre el mar e incrustadas en unas rocas existe un conjunto de bellas esculturas, del artista Eduardo Chillida, al final de la Plaza de Ondarreta. Es precioso su conjunto escultórico, con terrazas de granito de color rosa y tres piezas de acero aferradas a las rocas. Es un espacio muy especial y mágico y muy visitado, desde donde se puede contemplar una vista espectacular del mar en todo su esplendor.
Constituye por sí mismo una perfecta obra de arte. En su momento llegó a funcionar como Casino, porque para ello fue concebida esta edificación. Rodeado por la Bahía de La Concha y los jardines de Alderdi Eder, sirven para embellecer y dar más esplendor a este edificio. Visítalo, sobre todo si tienes la oportunidad en primavera, para que respires un olor a flores, muy agradable.
Muy conocido por haber sido residencia de verano de los Reyes de España. Actualmente es sede de la Escuela Superior de Música de San Sebastián y centro de celebración de los más importantes eventos donostiarras. El edificio es espectacular, de estilo inglés con detalles neogóticos y con preciosas vistas a la Bahía de la Concha.
Su interés ecológico es fundamental. Los niños disfrutan en él, sobre todo debido a su túnel de cristal. Es un lugar de obligada visita para todo el que se acerca a la ciudad. Está situado en el muelle de San Sebastián, junto a la parte vieja. Sus dos plantas están dedicadas a poner de manifiesto el patrimonio marítimo de Guipúzcoa. En él se muestran más de 200 especies, entre las que destaca por encima de todas, una ballena franca.
Está en el corazón de la ciudad, en pleno casco antiguo. Su trazado irregular y su empedrado la hacen de una categoría especial y por ello mucho más visitada. Su pilón o fuente del centro, realizada en roca granítica, representa uno de los monumentos más señeros de San Sebastián. Esta bella Plaza está custodiada por una emblemática Torre-Campanario del siglo XVI, con el escudo imperial de Carlos V.
Engalanado y cercado por diversas calles, se encuentra este pintoresco barrio donostiarra. Sus puertas, con grandes cerrojos y sus vigas de madera vistas cautivan al ciudadano, al viajero y al turista. Muchas calles del barrio tienen un antiguo canal de regadío, por lo que estos regatos constituyen uno de sus singulares atractivos. La calle de San Juan y la calle Batuecas son dos ejemplos de la arquitectura típica de la zona.
Este complejo arquitectónico contiene el gran auditorio, la sala de cámara y otra para exposiciones, al que podríamos denominar un multiusos, en el que sobresalen un suntuoso hall de entrada, salón de baile, salas de teatro, conciertos, juegos y restaurantes. El Kursaal o sala de curas, con sus balnearios, es el edificio más representativo del Palacio, en el que actualmente se lleva a cabo toda la actividad social donostiarra.